Historia
La ortiga verde es una planta perenne de color verde oscuro y de tallos erectos y cuadrangulares. En la península ibérica, es muy abundante en el Norte Atlántico y los Pirineos, aunque se puede encontrar por toda la península, incluso en la dehesa.
Sus flores en espiga, pequeñas y verdosas, aparecen entre junio y septiembre. Sus tallos y hojas se encuentran recubiertos de unos pelos huecos, llenos de un líquido urticante; al partirse dichos pelos, inyectan en la piel el líquido, induciendo una sensación de ardor y picor.
Es una de las “malas hierbas” más habituales. Antiguamente se conocía también como “la hierba de los ciegos”, pues hasta éstos la reconocen con sólo rozarla. Se utiliza la planta entera (excepto raíces) y principalmente las hojas, para elaborar el extracto, aunque también pueden emplearse los tallos y frutos para otros usos.
Beneficios
La ortiga verde destaca por su gran aporte de clorofila, carotenoides, minerales (calcio, hierro, etc.) y proteínas.
Entre sus muchas propiedades podemos resaltar que repara y fortalece el cabello, además de ser ideal para cabellos grasos por equilibrar el exceso de grasa, lo que también resulta muy efectivo para tratar el acné. Además, cura llagas y heridas, trata los eczemas y la psoriasis y activa la microcirculación de la piel.
La ortiga verde es rica en clorofila, flavonoides, taninos, ácidos orgánicos (acético, cítrico, butírico), sales minerales (hierro, azufre, manganeso, potasio), carotenos, histamina y acetilcolina, y vitaminas A, B2, K1 y ácido fólico.