Colorida, alegre, calmante y conocida popularmente como planta “maravilla”. Esta flor colorea los campos de la dehesa en verano y sobre todo aquellas huertas ecológicas por ser un repelente natural de los cultivos.
Se cree que los egipcios ya utilizaban las flores de la caléndula como colorante sustituyendo el azafrán y por su gran efecto para tratar algunas infecciones cutáneas. Fue utilizada por los griegos y romanos a modo de infusión para combatir el insomnio y con la cual conseguían un efecto también relajante.
La caléndula es una flor muy utilizada en cosmética natural por sus múltiples beneficos para la piel pero su uso hoy en día se focaliza sobre todo en tratar y prevenir diversos problemas cutáneos como dermatitis, picores, escozor, llagas, úlceras, inflamaciones, heridas, etc.
Tanto su aceite como su extracto poseen propiedades antiinflamatorias, antisépticas, cicatrizantes y emolientes.
Los pétalos de caléndula son ricos en aceites esenciales, vitamina E y componentes terpénicos, saponinas y mucílagos. Este conjunto de nutrientes aportan a la piel protección y calma a la piel.
Sus virtudes convierten a la caléndula en una gran aliada de las pieles sensibles y atópicas, con ezcemas, quemaduras, irritaciones e inflamaciones.
Ayuda a hidratar la piel por su gran poder de humectar la piel y su acción antibacteriana la hacen ideal para tratar el acné. Elimina hongos y otro tipo de infecciones eficazmente.
La flor MARAVILLA
· Gran poder REGENERANTE de la piel
· CALMANTE. Calma los picores de las pieles atópicas
· Gran poder ANTISÉPTICO. Desinfecta las heridas
· Acción PROTECTORA de la piel
· ALIVIA. Reduce el riesgo de irritación
· ANTIBACTERIANO Y FUNGICIDA. Evita y elimina los hongos
· ANTIINFLAMATORIA. Desinflama las zonas que sufrido golpes